sexta-feira, 6 de março de 2009
Um pensamento às sextas!
Bom senso não faz mal a ninguém
O arcebispo de Recife, D. José Sobrinho, causou polêmica e revolta ao anunciar a excomunhão da equipe médica (responsável pelo aborto) e da mãe da menina de 9 anos, grávida, violentada pelo padrasto.
A menina corria risco de vida por não ter estrutura física para aguentar uma gravidez. O aborto foi autorizado pela mãe e tudo correu dentro da lei.
Segundo as leis da igreja católica, praticar aborto incorre em excomunhão automática.
Mas também segundo a igreja católica, o ato de violentar uma criança de 9 anos não é passível de excomunhão automática.
É de uma ignorância e de um atraso lamentável, a igreja, ainda, sustentar esses dogmas.
Será que uma criança é obrigada a correr risco de vida e carregar por nove meses a consequência de uma brutalidade? por conta de crenças religiosas?
Mas talvez se a igreja defendesse o uso da camisinha, o padrasto se prevenisse em tais atos!
A igreja que deveria ter um papel de orientação da sociedade, principalmente da mais carente, de se colocar com mais firmeza diante desses casos de violência. Prefere transformar vitimas em pecadoras.
E como já dizia o Ben Jor: “bom senso” e canja de galinha não fazem mal a ninguém.
quarta-feira, 4 de março de 2009
O tempo passa
Ela que já foi miss Brasil, símbolo sexual e sempre foi refêrencia de beleza. Está toda repuxada, não tem expressão facial, tá bem estranha mesmo. Efeito de plásticas para cobrir as marcas do tempo, de noitadas e de uma vida um tanto quanto confusa.
Interpreta uma personagem do tipo gostosona, mulher fatal. A atriz de 56 anos poderia tentar outros perfis e não ficar ligada apenas a esse tipo de papel.
Acho forçado e ela já não encanta como em outros tempos.
Existem outras atrizes na casa dos 50, como: Natália do Vale, Ângela Vieira, Cristiane Torloni, Maitê Proença que continuam lindas e não precisam sempre fazer essa linha de mulher fatal.
Não sei se é insistência dos autores ou capricho da atriz. O que sei é que tá bem esquisito.
terça-feira, 3 de março de 2009
Saramago e as FARC
Que sientan que no están solos, que nadie en el mundo que se considere humano aprueba el secuestro de personas para alcanzar objetivos políticos. No podemos liberarlos, podemos mandarles nuestra solidaridad y nuestra impotencia. Pero, quién sabe, muchas impotencias juntas tal vez hagan una potencia: está bien que nos manifestemos todos. Para consolar, para presionar, para salvarnos de la humillación que supone que haya gente secuestrada.
Que si el secuestro y la muerte son los métodos para cambiar la sociedad, las Farc no nos ofrecen más que lo que el poder ha venido haciendo siempre, a lo largo de la historia: ejercer fuerza contra los débiles. Actuar como en las guerras medievales, como en todas las guerras, en las que mueren los soldados rasos de un lado y otro y arrasan por donde van pasando, no es ninguna buena señal de futuro. Con esta base, ¿qué garantía de respeto por el ser humano presentan? Si en el futuro tuvieran capacidad para gobernar el Estado, ¿lo harían manteniendo el secuestro y la muerte como línea de actuación? ¿Para eso es necesaria una revolución? ¿No es eso lo que el poder hace en tantos lugares del mundo? ¿No actúan de forma tan criminal como Bush? ¿Qué diferencia hay entre los secuestros de Guantánamo, las guerras preventivas contra Irak, las torturas de las cárceles secretas y lo que ellos hacen? ¿Que unos son estado y otros grupos militarizados? A los muertos, secuestrados y arrasados, ¿cómo se les explica que uno es terrorismo de estado y otro terrorismo revolucionario? Yo no puedo.
Sólo si la gente se empeña. Si votan a quienes están por la paz y exigen la paz. Si rechazan frontalmente toda violencia, sin distinciones jesuíticas de violencia revolucionaria o represión capitalista.
No creo que pueda aportar nada que los mediadores colombianos no hayan intentado. No hace falta que vaya nadie de afuera, ahí hay gente muy empeñada en alcanzar la paz. Usando el sentido común, que se convierte en el instrumento más revolucionario en este mundo de locos que es el de la violencia.
La literatura no es el único refugio: la esperanza de recobrar la libertad, la solidaridad de otros, escribir la propia experiencia, la religión para algunos, las familias, y sí, también la literatura, han podido ser espacio de belleza o de compasión o de inteligencia donde estar cuando se ven privados de un bien precioso: la libertad, la que queremos y reclamamos para todos y en todos los países y circunstancias. La que no se puede conculcar bajo ningún argumento. ¿Quitar la libertad ahora para ofrecer libertad en el futuro? No nos tomen el pelo, por favor...
Postado por Zé Alves às 13:10 1 comentários
Marcadores: América Latina, Internacional, Política
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